domingo, abril 13, 2008

Tu cuerpo sobre la canoa
Endulzará las aguas
Viajarás al borde de la niña
De mis ojos
Que llorará
Sólo a veces
Esos días en que el viento
Levante la copa
De los álamos
Y brinde
Por lo que dejas a mi cuidado
Un rosal
Un techo sobre el que la lluvia
Se deslice
En las tardes de otoño
Y un retoño
Que sabrá
Remar aguas arriba
Y echar a volar
Tus cenizas
Darán cuenta
Qué tan lejos
Llegó
La historia en la que no
Creímos
Que sí.

norma etcheverry, La Plata, principios del otoño, 2008.

6 comentarios:

Andreico dijo...

Che, qué buen texto... Me encantó. Para los que vivimos a la vera de un río o de arroyuelos, la textura de tu poema llega.
Andrés

*******Lacónica******* dijo...

hola Norma
cómo andás?

hace años tengo tu poema El Principio
y lo leo
y lo leo


qué bueno encontrarte
aunque no te conozca
me acompañás desde hace mucho


beso

*******Lacónica******* dijo...

linkée unos de tus blogs en el mío

después descubrí que ahí no es posible dejar comentarios

besos

acá hay que pegarle a las LeTrAs

*******Lacónica******* dijo...

quise decir
uno de tus blogs

Carlos Aprea dijo...

bellísimo y contundente, sobre todo para quien ha despedido "un cuerpo en la canoa", por el río de donde no se vuelve y en la tristeza, recorre las herencias recibidas.
Carlos

Anónimo dijo...

Las devoluciones sinceras de la gente --algunos incluso que no conozco--justifican mis intentos. Como dice, poco más o menos, Juana Bignozzi, "la poesía tiene que servir para acompañar a alguien alguna vez en la vida".

Eso, creo, es lo que vale realmente la pena.

Gracias por sus palabras. Acompañan y justifican.